En casi todas las películas, series de televisión o libros, hay siempre tres personajes principales: el bueno, que hace todo bien y que, después de superar diversas dificultades y pruebas, alcanza su final feliz; el feo, que es muy simpático y divertido y ayuda al primero a conseguir sus sueños; y el malo, que trata de impedir ese final feliz.
Del mismo modo, en todo proyecto de desarrollo de software, podemos decir que también tenemos a estos personajes. No voy a decir quiénes son el bueno y el feo J, pero estoy segura de que muchos de vosotros ya habéis adivinado quién es el malo: el tester. Esa persona horrible que hace todo lo posible para destruir el duro trabajo de los programadores, desarrolladores y analistas: encuentra defectos, señala cuando la aplicación no satisface los requisitos de los clientes, detecta posibles mejoras que pueden hacer mejor la aplicación y pone de manifiesto la falta de calidad. Esa persona malvada que dice que lo que han hecho no es lo suficientemente bueno y señala cualquier pequeño error. Esa persona odiosa cuya única motivación en la vida es detectar los fallos cometidos por los demás.
¡Guau! Los testers somos realmente malas personas, ¿verdad? ¡Pues claro que no! Creo que ya va siendo hora de que todas las personas involucradas en el desarrollo de aplicaciones empiecen a considerarnos a los testers como compañeros que trabajamos en el mismo equipo con el objetivo de asegurar la calidad de la aplicación que estamos construyendo juntos. Es por eso por lo que señalamos los defectos que hemos detectado en el programa, antes de que los detecten los usuarios. Es por eso por lo que decimos que la aplicación no cumple los requisitos del cliente, antes de que sea el propio cliente quien lo diga. Es por eso por lo que indicamos los cambios que podrían mejorar el programa y facilitar el trabajo de los usuarios. Es por eso por lo que informamos de la falta de calidad en la aplicación, de forma que pueda ser corregida antes de que sea descubierta por el cliente o el usuario. Si realmente fuéramos malas personas, simplemente nos sentaríamos a esperar a que todo explote. Y, dado que la perfección no existe, no hay duda de que va a explotar.
Pero, le pese a quien le pese, estamos juntos en esto. No queremos que todo explote. Queremos alcanzar el éxito. Queremos construir la mejor aplicación a nuestro alcance. Queremos tener un cliente y un usuario satisfechos. Por ello, ruego a cada programador, a cada desarrollador y a cada analista que, por favor, deje de vernos a los testers como el enemigo. ¡Nosotros no somos el enemigo! ¡Nosotros estamos en el mismo equipo! Nuestro enemigo común es la falta de calidad y debemos trabajar juntos para vencerla. De este modo, todos tendremos nuestro final feliz.
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