A nadie se le escapa a día de hoy el papel fundamental que juegan los datos a todos los niveles. Podría decirse que se trata de uno de los activos más importantes que existen (si no el que más). Ejemplos muy simples los tenemos en aplicaciones como Facebook, Whatsapp o Twitter, que son gratis, pero, ¿es así realmente?, ¿lo son?
Cuando aceptamos los términos de uso de alguna de estas redes social, les estamos dando permiso y acceso a importante cantidad de información acerca de nosotros, nuestro nombre, nuestro correo electrónico, nuestro número de teléfono, nuestra fotografía, y, más allá, nuestra red de contactos. Todas estas redes tienen sus algoritmos que estudian nuestra actividad y la de nuestros semejantes, y nos ofrecen contenidos adaptados a la misma. Por eso es habitual tener la sensación de relativo confort en las redes, tienden a ofrecernos el contenido con el que interactuamos más, al que damos más likes, etc.
Otro buen ejemplo de lo importante que son en nuestra sociedad los datos, serían las aplicaciones de seguimiento de la Covid-19 y que en algunos países ya se han implantado, haciendo uso de nuestros datos, ubicaciones y red de contactos, se presta una ayuda fundamental a la prevención y coordinación de respuesta ante una pandemia.
Pero, como es lógico, al igual que hay buenos usos, también los hay malos. Cuando unos datos caen en las manos equivocadas pueden ser utilizados para cometer cualquier tipo de acto delictivo como chantajes, suplantaciones de identidad. Por este motivo debemos ser muy cautos con el uso que hacemos de nuestra información y a que entidades se la cedemos.
Porque aunque nosotros seamos el primer nivel de seguridad de nuestros datos, hay un momento en que no podemos hacer nada de manera directa para protegerla. Los bancos, aseguradoras, operadores de telecomunicaciones o administraciones públicas también tienen nuestra información, y deben ser ellos quienes se encarguen de darle un uso correcto y lo más importante, protegerla. Para evitar que cada compañía haga la guerra por su cuenta en este sentido, se ha hecho necesaria la creación de regulaciones como GDPR o PCI, que establecen una serie de normativas para una protección del dato efectiva, real y común.
Hasta ahora, hemos hablado de la importancia del dato en términos de seguridad, pero para empresas tecnológicas entramos en una dimensión adicional. Cualquier desarrollo de aplicaciones que se precie necesita incluir en su ciclo de vida la QA, y, según constatan estudios como el World Quality Report de 2018, gran parte del tiempo de las actividades de QA se va en conseguir unos datos de prueba adecuados. Si a esto le sumamos la tendencia a la adopción de metodologías ágiles con entrega de valor continua, las labores de QA no deben y no pueden ser el cuello de botella del proceso. Disponer de datos adecuados en tiempo y forma mejoran el proceso de QA y por consiguiente, la calidad del software que se entrega.
Aquí entra la Gestión de Datos de Prueba o Test Data Management, que entre todos los puntos que cubre, incluye el aprovisionamiento de datos como uno de sus puntos clave.
A día de hoy existe una gran variedad de herramientas en el mercado para una gestión de datos de prueba eficaz e industrializada. Con ellas podemos obtener datos para entornos de prueba cumpliendo los criterios que se exigen para los diferentes casos de uso y basándose en dos enfoques posibles.
- Generación de datos sintéticos, que consiste en la creación de datos en función de las necesidades o casos de prueba a ejecutar. Este enfoque es muy utilizado para pruebas de casos negativos o casos de prueba muy concretos.
- Enmascaramiento de datos, que se basa en hacer uso del mejor repositorio de información que existe y que no es otro que los datos de producción, ejecutando previamente operaciones de enmascaramiento antes de dejar los datos en los entornos de QA o Desarrollo, tal como marcan las normativas que mencionamos antes como GDPR. Este enfoque permite extraer todo el conjunto de información o bloques funcionales más pequeño.
La Gestión de Datos de Prueba, nos va ayudar tanto con la protección de los datos (mediante el uso de datos creados o anonimizados) como con la inmediatez de su aprovisionamiento, consiguiendo una mejora en la calidad del proceso y por tanto también, en términos económicos.
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