Aburrido, pesado, soporífero, tedioso, insoportable… En un momento u otro todos los que nos dedicamos a esta profesión habremos escuchado (o incluso pronunciado) alguno de estos adjetivos definiendo nuestro trabajo. Puede que dichos calificativos parezcan incuestionables en determinados momentos, pero según mi punto de vista no es ni mucho menos una realidad absoluta.
Si bien es cierto que a veces nuestro día a día tiene similitudes con la película Atrapado en el tiempo de 1993, de nosotros depende como afrontamos esta situación. Puede dar la sensación de que cada mañana suena el despertador y nuestras tareas van a ser las de siempre; ejecutar las mismas pruebas, redactar los mismos informes y asistir a las mismas reuniones. Parece que estés dentro de un bucle en el que todo se repite y no hay posibilidad de avanzar, mejorar o aprender nada nuevo.
Sin embargo creo que esta visión negativa puede aplicarse a todas las profesiones. Desde el meteorólogo que nos anuncia que mañana llegará otra borrasca, el cajero de un supermercado que nos cobra nuestros productos, pasando por el panadero que nos vende una baguette o el electricista que nos localiza y repara un cortocircuito en casa. Incluso un trabajo como el de crítico de hoteles de lujo puede llegar a cansar en algún momento al estar cada semana en un hotel diferente, comiendo siempre en restaurantes y volando cada dos por tres.
En nuestro caso, llegada la monotonía, lo mejor que podemos hacer es preguntarnos: “¿qué haría Bill Murray?”. En la película vemos que cuando descubre su situación, después de sorprenderse como le pasaría a cualquiera, vive un sinfín de estados emocionales y realiza multitud de acciones constructivas y autodestructivas. Haciendo una analogía a nuestra rutina diaria, de nosotros depende el cómo afrontar la repetición de nuestra jornada laboral. Podemos pensar que con cada recreación de un ciclo de pruebas descubrimos algo diferente, que con cada error detectado y reportado conocemos un poco mejor el producto con el que estamos trabajando, que con cada stand up en el que participamos aprendemos algo nuevo del proyecto del que formamos parte, y la suma de todo ello nos encamina a mejorar como testers.
Para que nuestro particular 2 de febrero no se convierta en un soporífero Día de la Marmota hay una serie de factores que no podemos controlar pero que nos ayudan a mantener un pensamiento positivo para afrontar con ánimo nuestras tareas como son recibir reconocimiento de tu empresa/cliente, tener acceso a formación gratuita o posibilidad de ascensos y mejoras salariales acordes al sector. No obstante existen otras opciones que sí dependen de nosotros y de nuestras acciones:
- Detectar posibles mejoras en la ejecución de nuestras tareas para romper la monotonía y proponérselas al jefe de equipo. ¿Se puede automatizar esa suite tan repetitiva? ¿Se puede usar un programa diferente para analizar los resultados? ¿Se puede añadir alguna prueba importante que nos aportaría información significativa?
- Marcarnos metas a corto/medio plazo y analizar los pasos para cumplirlas. ¿Quiero llegar a ser lead de proyecto? ¿Quiero que me den mayores responsabilidades? ¿Quiero especializarme en un determinado sector?
- Transmitir nuestros conocimientos ya sea formando a alguien nuevo del equipo o generando documentación.
- Incluso cuando creemos estar estancados sin remedio podemos solicitar un cambio de departamento/proyecto/cliente a otro que atraiga más nuestra atención y formarnos en consecuencia.
El protagonista de la película aprende a sacarle partido a su cautiverio e incluso en el pequeño pueblo de Punxsutawney aprende a hablar francés, tocar el piano y esculpir estatuas de hielo. Así mismo nosotros podemos formarnos en utilizar diferentes metodologías de testing, aprender a usar herramientas especializadas u obtener nuevas certificaciones, entre otros, permitiéndonos todo ello crecer laboralmente.
Harold Ramis, director de la película, explica que el bucle temporal se repite unos 30-35 años. Curiosamente es un tiempo aproximado equivalente a una vida laboral completa. ¿Qué haríais vosotros si al despertaros mañana se repitiese el miso día? Yo pensaría en Bill Murray…
Joan Camprodon
Software Control & Testing en SOGETI
0 comments on “LA VIDA DEL TESTER O CÓMO REVIVIR EL DÍA DE LA MARMOTA”