Recientemente, he tenido que impartir formación a algunos de mis compañeros sobre la metodología de pruebas de SOGETI, TMap® NEXT. Cuando llegamos al tema de los niveles de prueba, después de presentar las definiciones “oficiales” (de las que ya hablé en un post anterior), me di cuenta de que varios de mis compañeros no habían terminado de asimilar ciertos conceptos. Y entonces, se me ocurrió hacer una analogía con una situación de la vida que todos conocíamos, y ver si así entendían lo que intentaba explicarles.
Así, podemos ver el objeto de prueba o la aplicación que estamos probando como un concierto de música clásica ofrecido por una orquesta formada por varios músicos que tocan distintos tipos de instrumentos. Al igual que no podemos poner en producción una aplicación sin haber comprobado previamente que funciona y que cumple los requisitos del cliente, antes de poder ofrecer el concierto, es imprescindible que los músicos hayan aprendido y ensayado las canciones que van a interpretar. Pero no pueden empezar a tocar todos a la vez y esperar que suene música celestial. Es necesario ir de menos a más.
En primer lugar, debemos ejecutar las pruebas unitarias para comprobar que las distintas partes del programa funcionan correctamente por separado: cada uno de los músicos debe tocar las melodías individualmente con su instrumento. De este modo, podremos verificar que el sonido de cada instrumento es el adecuado, independientemente del resto.
En segundo lugar, pasaremos a las pruebas integradas, con las que probamos la interacción entre distintas partes del software: aquí juntaremos a todos los instrumentos de cuerda por un lado, los de viento por otro, etc. y validaremos que, tocados en conjunto, suenan en armonía.
A continuación, tenemos las pruebas de sistema, en las que el proveedor prueba el sistema en su totalidad y ve si cumple con los requerimientos funcionales: toda la orquesta se reúne para ensayar el repertorio a interpretar en el concierto y el director de la orquesta y el empresario que la dirige comprueban si ya está preparada para ofrecer el recital o no.
Por último, ejecutaremos las pruebas de aceptación, en las que el usuario valida si la aplicación cumple las especificaciones funcionales y los requisitos del cliente: de nuevo toda la orquesta interpreta las canciones en conjunto ante el dueño del teatro o recinto donde se va a celebrar el concierto, que decidirá si la orquesta está preparada para presentarse ante el gran público o tiene que ensayar más.
En conclusión, como en cualquier situación de la vida cotidiana, para poder decir que una aplicación tiene la calidad esperada, es necesario realizar pruebas a todos los niveles. De este modo, será más fácil detectar qué instrumento desafina o qué músico no se ha aprendido la canción.
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