Todos los empleados de consultoría que llevamos años trabajando en el mundo del testing, y en cualquier área de IT en general, somos conscientes de que existen dos tipos de clientes: los clientes que quieren hacer las cosas bien y los que simplemente han escuchado que el Testing es necesario en un proyecto de software.
El primer grupo son aquellos clientes en los que cuando entras por la puerta se interesan por conocer lo que puedes ofrecer, escuchan las bondades del Testing, el enorme ahorro económico que pueden llegar a tener sus áreas si se hace un buen uso de nuestros servicios y el gran impacto negativo que puede tener la no realización de un correcto trabajo de QA. Son empresas donde escuchan atentos la historia del Ariane 5 y los datos objetivos de que aquello fue debido a la falta de un testing incisivo. En definitiva, clientes que quieren implantar una buena metodología, están dispuestos a realizar técnicas novedosas e involucran a todos los trabajadores con el fin de tener un producto de calidad y, en la medida de lo posible, con un gasto de desarrollo y mantenimiento mínimo.
Este tipo de clientes pueden llegar a ser muy exigentes con nosotros, los testers, ya que una vez que se ha expuesto la importancia del Testing, llega el momento de trabajar fuertemente para demostrar que todo lo que se dijo es cierto. Con una buena predisposición por todas las partes se trabajará en paralelo con el fin común de obtener un producto con la mayor calidad posible.
Por otro lado, existe otro tipo de cliente, aquel que se ha informado y ha escuchado que en un proyecto deben realizarse tareas de Testing, pero que a la hora de aplicarlo no hace uso de los servicios que se le ofrecen. Algunas de estas compañías se caracterizan por tener medios suficientes, incluso muchas veces las herramientas más novedosas del mercado, y raramente herramientas de libre distribución. En estos casos la carga de trabajo suele ser muy variable a lo largo del tiempo y las metodologías propuestas se escuchan pero corren grave riesgo de no ser seguidas por los responsables con capacidad para implantarlas. Finalmente, el Testing se ve como una zancadilla en los departamentos de desarrollo en lugar de una colaboración para la búsqueda de un producto de calidad.
Nuestro trabajo en este caso será terriblemente duro, necesitamos luchar por los intereses de la compañía, aún sabiendo que muchas veces nuestras propuestas no se van a tener en cuenta y en muchos casos ni siquiera se escucharán. Debemos ser fuertes, mantenernos firmes en la idea de que con una correcta metodología se puede conseguir un producto de calidad, o al menos reducir los gastos drásticamente – a corto, medio o largo plazo – en comparación con un producto en el que se desestima la realización de Testing. Tenemos que comprometernos y trabajar para demostrar que los servicios de QA no sólo quedan bien escritos en un papel, sino que son necesarios a lo largo de ciclo de vida del software. Y sobre todo, por encima de todo, debemos obligarnos a mantener una actitud positiva en el día a día, combatir para no caer en el derrotismo, la desmotivación o la monotonía de un trabajo no valorado. Como ayuda, simplemente recuerda a los Monty Python crucificados y cantando “Always Look on the Bright Side of Life”.
Daniel Molina Tejedor
Sogeti España
daniel.molina@sogeti.com
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